
Este es un libro que empecé leyendo con gran entusiasmo pero que no he acabado de leer, en parte por el apremio de otras lecturas y en parte porque debía devolverlo en una fecha determinada a la biblioteca si no queria que me impusieran una sanción. Posiblemente vuelva más adelante sobre él.
Como en el libro anterior, el estilo de este autor es riguroso y ameno, no obstante no deja de tener un tenue tufillo misógino de fondo porque para este autor parece ser que lo humano es sinónimo de humano del sexo masculino, a la mujer la obvia la mayor parte de las veces, cuando no dice de ella que está demostrado que no ha creado nada de interés a lo largo de la historia, sin que sirvan de atenuantes ni mucho menos eximentes el hecho de haber estado sometida a los rigores impuestos por la sociedad patriarcal. Discutible tesis, desde luego. Ay, cuánto tiempo llevará cambiar esta mentalidad tan enraizada en la cultura.
Como en el libro anterior, el estilo de este autor es riguroso y ameno, no obstante no deja de tener un tenue tufillo misógino de fondo porque para este autor parece ser que lo humano es sinónimo de humano del sexo masculino, a la mujer la obvia la mayor parte de las veces, cuando no dice de ella que está demostrado que no ha creado nada de interés a lo largo de la historia, sin que sirvan de atenuantes ni mucho menos eximentes el hecho de haber estado sometida a los rigores impuestos por la sociedad patriarcal. Discutible tesis, desde luego. Ay, cuánto tiempo llevará cambiar esta mentalidad tan enraizada en la cultura.
Soledad,
Anthony Storr,
Editorial Debate,
Madrid, 2001
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