La erótica del conocimiento

Hay una sensualidad en el libro como objeto. Desde niña te gusta abrir un libro nuevo, oler la tinta de sus páginas. Cada libro, además, tiene su olor propio, ninguno huele igual a otro, como la piel viva, transmite sensaciones. Los libros nuevos, su olor, te retrotraen a la infancia, al otoño de comienzo de curso. Un libro cerrado es siempre víspera de conocimiento, de emociones intensas. Abrirlos es poner los brazos, las piernas, en cruz, el ser presto para el abrazo y la entrega.

martes, 8 de diciembre de 2009

El arte de perder, Lola Beccaria





Esta novela aborda un tema aún poco explorado por la literatura, el de las relaciones que se establecen a través de internet y en concreto en esa extensa agencia de relaciones (ya no, como en el pasado, ceñida a la consecución de matrimonios) que son los portales de contactos, donde, como en un bazar, los solteros y solteras del mundo pueden encontrar más o menos fácilmente citas y expectativas.

La protagonista es una mujer de apenas cuarenta años, profesional cualificada, con buen nivel de ingresos, culta y atractiva, que hasta el momento ha tenido a gala no emparejarse más allá de algún noviazgo o que va alternando amistades y fugaces relaciones de poco recorrido. Sin embargo un día en mitad de una de tantas citas que piensa acabará como otras, con un expeditivo escarceo, encuentra un filón, alguien con quien construir una relación distinta, basada en un juego erótico de encuentros y desencuentros con los que hilar, piensa, una clase de relación nada convencional, una relación a la medida de sus ambiciones afectivas y sexuales. La virtualidad, porque personalmente los amantes se han visto en contadas ocasiones, sirve de escenario para que la mujer, que proyecta su ansia de comunión verdadera y certera con un otro a la medida de su anhelo, vaya tejiendo una relación en la que el deseo va dibujando al ausente amante atribuyéndole todas aquellas virtudes y respuestas que a ella son necesarias para determinar que al fin ha encontrado un amor cierto y extraordinario, y he aquí el trasfondo por el que se mueve esta propuesta literaria, cómo el anhelo de amar nos hace proyectar nuestra necesidad y hacerla portadora de una ficción ceñida como un traje a medida.

No es este el lugar para destripar desenlaces, pero sí para subrayar la interesante reflexión que acerca de sí misma se plantea la protagonista y a qué desconocido lugar la llevará. En otras partes de este blog se ha dado cuenta de libros de sociología y de psicología que hacen referencia a las nuevas definiciones de amor, hacia donde apuntan las relaciones hoy, desde el género ensayístico. En esta novela, desde la ficción, se hace alusión a uno de esos "amores líquidos" que según Bauman son un signo de nuestro tiempo, pero no se queda en la anécdota, no se conforma con la descripción de los medios de los que nos servimos para establecer relaciones, no se refiere sólo a lo fugaces que llegan a ser esas relaciones sino que plantea una cuestión de profundidad que es tema intemporal, la necesidad de amar y ser percibido y aceptado que tiene el ser humano quien puede suplir con imaginación los huecos que la realidad deja en baldío.

Si bien al principio me costó meterme de lleno en esta novela, por encontrarle desajustes de estilo en las primeras páginas o carencia de una calidad que ya exijo a una novela como condición imprescindible para seguir leyéndola, una vez avanzada la lectura encontré que el estilo se hacía más armonioso con la historia que se relata, un estilo que no apunta a experimentaciones con el lenguaje ni a metáforas deslumbrantes, salvo en las partes que se transcribe el texto de los amantes virtuales, este sí con un lenguaje más "arriesgado" en cuanto a propuestas creativas, pero que en conjunto es de una corrección gramatical poco común, no en vano la autora es una lingüista académica.

Gustará, acompañará en su periplo, a los que se inicien en el mundo de las relaciones por internet, cada vez más en boga.

El arte de perder, Lola Beccaria,

Planeta, Barcelona, 2009