
Si subes a un tren y al tomar asiento abres un libro, comienzas la lectura y a medida que avanzan las páginas el vagón recorre kilómetros de vía, la ficción va tomando cuerpo ante tus ojos, en tu mente se dibuja una historia, se desarrollan los anhelos, las furias, de unos personajes. En el transcurso del viaje, unas horas, esos personajes han descrito un retazo de vida. Al cerrar el libro, la historia se pliega, pertenece ya, saboreada, a tu mundo, el tren se detiene y estás en otra ciudad…Consultas el reloj y compruebas que miente, para los personajes que has leído el tiempo es otro, para ti el espacio se ha trastocado y sientes una sensación de vértigo en la boca del estómago ¡qué elástico el mundo de las sensaciones!
No hay comentarios:
Publicar un comentario