La erótica del conocimiento

Hay una sensualidad en el libro como objeto. Desde niña te gusta abrir un libro nuevo, oler la tinta de sus páginas. Cada libro, además, tiene su olor propio, ninguno huele igual a otro, como la piel viva, transmite sensaciones. Los libros nuevos, su olor, te retrotraen a la infancia, al otoño de comienzo de curso. Un libro cerrado es siempre víspera de conocimiento, de emociones intensas. Abrirlos es poner los brazos, las piernas, en cruz, el ser presto para el abrazo y la entrega.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Y VENDRÁN...

Estamos ante una lúcida reflexión, que aborda el tema de los movimientos migratorios en todas sus facetas. Nos habla de la hipocresía con que es tratado desde la perspectiva de los países receptores, que no ven en el inmigrante clandestino más que mano de obra barata, una mercancía para incorporar al modelo liberal de producción. Nos da cuenta de la inutilidad del cierre de fronteras, que no hace más que favorecer a las mafias de tráfico humano. Sin que este pretendido hermetismo del primer mundo, de todo punto irreal, contenga a los flujos migratorios, cada vez más pujantes desde un Sur que agoniza, víctima no sólo del subdesarrollo sino de las guerras, de las epidemias, de un destino sin salidas.
Pone ante nuestros ojos, una realidad que nos avergonzaría reconocer, por eso preferimos mirar hacia otro lado: los campos de acogida en los países fronterizos con el mundo desarrollado, cuando no en los mismos países que presumen de respeto a los derechos humanos. A menudo estos campos de acogida no son más que una nueva versión de los campos de concentración que en el primer mundo sólo sabemos relacionar con periodos excepcionales de la historia. Sin embargo son una realidad, en ellos se retienen a los migrantes indocumentados en unas condiciones infrahumanas, por tiempo indefinido. Aún en los casos en que estos migrantes no son más que refugiados en demanda de asilo.
Pero ningún tipo de represión contendrá estos flujos migratorios, las políticas de cierre de fronteras acaban alentando al inmigrante a asentarse definitivamente en el país de acogida, toda vez que éstos -con sus políticas erráticas de pretendida integración- favorecen el reagrupamiento familiar e impiden que el inmigrado mantenga contacto dinámico con su país de origen.
Dado que la inmigración no cesará, organicemos, nos propone el autor, la movilidad. Las propuestas que este libro nos hace son valientes, de responsabilidad ante un problema acuciante en el mundo actual. "La mejor manera de actuar sobre sus causas es la prevención de las crisis y de los conflictos. Todo el mundo sabe que la única respuesta auténtica y estable es el desarrollo, la democratización política y social de las poblaciones en sus países de origen...Hay soluciones pero falta la voluntad de ponerlas en práctica"
Las alternativas que nos propone Naïr -un reconocido experto internacional en la materia- están basadas en el respeto a la dignidad humana para con estos nuevos parias de la Tierra.
Este libro resulta conmovedor por la forma en que no deja ningún cabo suelto en la descripción del problema, un problema global que atañe a todos pero cuya resolución recae fundamentalmente en las sociedades que gozan de un nivel económico de primer orden, como la nuestra.
De lectura obligada para todos, se debería difundir a todos los niveles, escuelas, institutos, centros cívicos, porque los ciudadanos de los países de acogida a menudo nos limitamos a lo que la televisión fugazmente nos muestra, cuando lo hace, de una forma que pone el acento en el impacto mediático pero que rara vez alienta la reflexión.
Y VENDRÁN...
Las migraciones en tiempos hostiles,
Sami Naïr,
Bronce,
Barcelona, 2006

1 comentario:

  1. Hola! Gracias por dejar la dirección de tu blog. Me parece muy buena tu propuesta y compartir tu gusto voraz por la lectura. Puse el link en la sección "Para colegas". Saludos cordiales.

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