La erótica del conocimiento

Hay una sensualidad en el libro como objeto. Desde niña te gusta abrir un libro nuevo, oler la tinta de sus páginas. Cada libro, además, tiene su olor propio, ninguno huele igual a otro, como la piel viva, transmite sensaciones. Los libros nuevos, su olor, te retrotraen a la infancia, al otoño de comienzo de curso. Un libro cerrado es siempre víspera de conocimiento, de emociones intensas. Abrirlos es poner los brazos, las piernas, en cruz, el ser presto para el abrazo y la entrega.

sábado, 16 de mayo de 2009

El amor: o lo que sea


Recorrido por un sentimiento esencial y evolutivo. Si alguien se tropieza con este libro le aconsejo que salga corriendo en dirección contraria de donde éste se sitúe no vaya a ser que se contagie de la chapucería que lo recorre. Aunque confieso que sólo he podido resistir leer una tercera parte de sus páginas, plagadas de errores sintácticos, ortográficos, de maquetación, en fin, no encuentro palabras para definir tamaño despropósito, por no mencionar los versos absolutamente ripiosos y tópicos que el autor "perpetra" en alguna página aislada, entre otras que pretenden ser un ensayo sobre el amor pero que sólo alcanzan a aburrir al lector con unas expresiones pobres que no expresan más que torpes lugares comunes. Me pregunto si el autor no haría bien dedicando su tiempo libre a aficiones menos lesivas para los lectores, tales como el macramé, la papiroflexia, o cualquier otro noble entretenimiento. En fin, escribir o lo que sea.
El amor: o lo que sea
Recorrido por un sentimiento esencial y evolutivo
Manuel S. Pérez-Seoane
Editorial Vision Net
Madrid, 2004