La erótica del conocimiento

Hay una sensualidad en el libro como objeto. Desde niña te gusta abrir un libro nuevo, oler la tinta de sus páginas. Cada libro, además, tiene su olor propio, ninguno huele igual a otro, como la piel viva, transmite sensaciones. Los libros nuevos, su olor, te retrotraen a la infancia, al otoño de comienzo de curso. Un libro cerrado es siempre víspera de conocimiento, de emociones intensas. Abrirlos es poner los brazos, las piernas, en cruz, el ser presto para el abrazo y la entrega.

viernes, 15 de abril de 2011

Anatomía de un instante, Javier Cercas

Quiso escribir una novela pero mientras trabajaba en ella, esbozaba el primer borrador, se documentaba, etcétera, comprendió que el lugar común que reza "la realidad supera a la ficción" nunca fue tan certero como un 23 de febrero de 1981, cuando irrumpieron en el Congreso de los Diputados en Madrid los guardias civiles que ordenaron parar la sesión de investidura como presidente del gobierno de quien debía suceder a Adolfo Suárez.

Y comenzó a escribir este libro. Magnífico relato de unos hechos veraces de los que fuimos testigos aquellos que a comienzos de los ochenta empezábamos a tener uso de razón política.


Y lo ha escrito con la prosa que merece una novela de alto alcance literario. Como podría escribirse una buena crónica taurina, nos habla de honor, de valentía, de miedo, de jugarse el todo por el todo en un hemiciclo que parece -eso- un ruedo, en el que por un instante ponían en juego sus vidas tres hombres. Los tres habían renunciado a lo que fueron para construir un presente que en el instante que aquí se detalla, cobra una dimensión dramática, simbólica, porque los tres -cada uno desde su perspectiva- deciden no esconderse, no parapetarse y plantar cara a quien, armas en mano, bien podían hacerlos caer a plomo.


Este libro es la crónica de un instante crucial en la vida de esos tres hombres que deciden no echarse al suelo, y es un retrat0 de la política española del momento, llena de amenazas y conspiraciones, pero es sobre todo un tributo a los "héroes de la retirada", tenidos por sus coetáneos por traidores, la historia al fin los convierte más que en héroes políticos, en héroes morales. Ese es el lugar que hoy ocupa Suárez, demontó el franquismo, al que un día abrazó por arribismo y, como Gorbachov, fue desguazando un régimen autoritario desde dentro.


Aunque la historia no le conceda el mismo lugar honorífico, el General Gutiérrez Mellado, que desmontó desde el propio ejercito franquista al ejercito franquista que se resistía a ocupar los cuarteles de invierno. Ni tampoco sitúe en el mismo pedestal a Santiago Carrillo, líder comunista que tras el regreso del exilio desarticuló la única resistencia organizada que se había opuesto al franquismo. Sin la estimable participación de estos dos subalternos tras la barrera, enhiestos y valientes ante el enemigo armado, con el capote presto al desquite de un régimen moribundo pero aún con capacidad para herir y matar y revolverse, la Transición hubiera sido otra.


La narración se fundamenta en hechos verificables y aunque hay datos no documentados, dado que por la cercanía histórica aún no se han desclasificado archivos secretos, elabora hipótesis plausibles sobre aquellas cuestiones cuya respuesta todavía desconocemos.


Pero lo más meritorio de este gran libro, además de su prosa magistral, es que, como en las grandes películas del mejor Hitchcock, aunque el lector conozca de antemano el desenlace de la historia la trama, lejos de decaer, mantiene al lector en continua tensión y lo hace gozar de un relato de calidad indiscutible.


Un placer descubrir a Cercas, de quien a partir de ahora me propongo no perder el rastro literario.


Anatomía de un instante, Javier Cercas, Mondadori, Barcelona, 2009